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El ultimate frisbee en México es otro deporte que, a pesar de ser más silencioso, comienza a ganar terreno en el país, donde el fútbol domina las conversaciones y los estadios vibran con cada anotación. Este juego, que combina velocidad, estrategia y trabajo en equipo sin contacto físico, ha empezado a crear un sentido de comunidad en varias ciudades del país. No obstante su crecimiento, muchos mexicanos aún desconocen no solo sus reglas, sino también la existencia de equipos de ultimate frisbee en México y ligas que trabajan semana tras semana para elevar el nivel competitivo y atraer a nuevos aficionados a este dinámico deporte.
El ultimate frisbee se originó en los Estados Unidos en la década de 1960, pero ha existido desde el siglo XIX, cuando comenzó a ganar popularidad en América Latina. Aunque el deporte ha existido durante más de dos décadas en México, la cobertura mediática ha sido prácticamente inexistente, y su práctica sigue estando bastante restringida a clubes universitarios y entusiastas autodirigidos. La falta de visibilidad no ha impedido que el nivel competitivo progrese; hoy en día, la nación cuenta con selecciones nacionales, torneos regionales e incluso participación en algunos torneos internacionales.
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La realidad de los equipos de ultimate frisbee en México
Si bien los equipos de ultimate frisbee en México se ven obligados a operar con recursos limitados, nunca se refleja una falta de pasión en el juego, ni permiten que esto afecte su rendimiento. Ante la falta de apoyo por parte de federaciones deportivas oficiales, muchos clubes dependen de rifas, cuotas voluntarias o actividades de recaudación organizadas por los propios jugadores.
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La falta de apoyo de federaciones deportivas obliga a los clubes a sustentarse a base de donaciones voluntarias, rifas y/o patrocinios que consiguen de forma independiente. Los equipos más reconocidos como Slash (CDMX), Draco (Monterrey) y Fénix (Puebla) llevan activos por más de diez años, no solo promoviendo este deporte, sino cargando valores como el respeto, la inclusión y la equidad.
Uno de los pilares de este deporte es el llamado “Spirit of the Game” (Espíritu del Juego), el cual es un código de ética con el que se rigen los jugadores que promueve el juego limpio, la honestidad y la autonomía del árbitro. En el Ultimate frisbee no existen árbitros formales, recae en los mismos jugadores marcar sus propias faltas, asumirlas, o en su caso, discutirlas o apelarlas de manera respetuosa. El Spirit of the Game ha permitido que este deporte se rija bajo una cultura deportiva diferente donde la competitividad y la colaboración trabajan de la mano.
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Desarrollo regional y educación universitaria
Las universidades han desempeñado un papel crucial en la difusión del deporte. Organizaciones como el IPN, la UNAM y el ITESM tienen equipos oficiales que han competido en ligas estudiantiles nacionales e internacionales. Estos entornos han permitido que las generaciones más jóvenes descubran el juego, se disciplinen y eventualmente pasen a ligas abiertas o representativas.
Ciudades como Monterrey y Saltillo en el norte del país han visto un aumento en el número de frisberas gracias a iniciativas como torneos de voleibol, clínicas para directores y asociaciones bilaterales con equipos de Texas. Para crear una liga peninsular, Mérida y Cancún también han comenzado a organizar encuentros regionales.
Obstáculos para la Profesionalización
El objetivo principal de los equipos de ultimate frisbee en México es institucionalizar el deporte. La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) actualmente no reconoce el ultimate, lo que restringe el acceso a asistencia oficial debido a la falta de instalaciones deportivas o áreas de comedor adecuadas. Los jugadores deben pagar por sus uniformes, traducciones y cuotas de inscripción, lo que impide que muchos talentos potenciales participen.
A pesar de esto, hay señales alentadoras. El campeonato nacional de disco volador de México fue reconocido por la Federación Mundial de Disco Volador (WFDF) en 2022 como uno de los más estables en América Latina. De manera similar, la representación de México en los Juegos Mundiales y otras competiciones ha sido exitosa, destacando su disciplina táctica y trabajo en equipo, aunque aún carece de la fuerza de Estados Unidos o Japón.
Una comunidad resiliente y solidaria
La comunidad que apoya el ultimate frisbee es lo que lo hace único en México, no solo su estilo de juego o ética. Decenas de personas pasan semana tras semana en parques, canchas y baldíos lejos de los reflectores. Jóvenes profesionales, estudiantes, madres de familia e incluso animadores de otros deportes se sienten atraídos por la emoción del salto, el amor por el disco y la satisfacción de contribuir a algo que ya está sucediendo.
En tiempos en que muchos deportes alternativos luchan por sobrevivir a la sombra del fútbol, el ultimate surge como una alternativa fresca, cooperativa y desafiante. Es momento de empezar a prestar atención a los equipos de ultimate frisbee en México y reconocer la importancia de crear una cultura deportiva diversa donde el esfuerzo y la pasión se basen en el genuino deseo de jugar en lugar del número de seguidores en las redes sociales.
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