Table of Contents
Baloncesto femenil: “No vamos a arriesgar el resultado”.

Tenía apenas ocho años cuando nació el sueño. Cada partido de baloncesto en la televisión era una ventana a un mundo donde ella imaginaba correr por la cancha, encestar en los últimos segundos, sentir la adrenalina de un verdadero juego. Así que cuando se abrió la oportunidad de unirse al equipo del parque frente a su casa, no lo dudó ni un segundo.
Pero la realidad golpeó desde el primer día cuando participó en baloncesto femenil.
En los entrenamientos mixtos, los entrenadores apenas dirigían una mirada a las jugadoras. Cuando hablaban de táctica, de estrategia, de juego… siempre se dirigían a los varones. Las niñas parecían estar allí solo para “llenar el espacio”. El desdén era sutil, pero constante. Hasta que un día, una frase lo dejó todo claro.
Mientras lanzaba tiros de tres puntos con esfuerzo y dedicación, un compañero le murmuró:
—¿Para qué te esfuerzas tanto si igual nunca vas a jugar en serio?
Dolió, pero pensó que era un comentario aislado. La verdadera desilusión llegó poco después, cuando se publicó la lista del equipo que jugaría un partido importante. Era exclusivamente masculina. Y el entrenador, sin el menor reparo, explicó:
—Esto es competencia de verdad. Pueden venir a ver si quieren, pero no vamos a arriesgar el resultado.
Esa frase se clavó como una daga. Su esfuerzo, sus horas de entrenamiento, su pasión… ¿no valían nada por el simple hecho de ser mujer?
Pero en lugar de rendirse, buscó otro camino. Junto a sus padres, encontró un nuevo equipo, uno que sí valoraba el talento sin importar el género. Allí se encontró con otras chicas que venían del mismo tipo de discriminación, con las mismas ganas de jugar, con el mismo coraje. Se unieron, se apoyaron y formaron un verdadero equipo.
Ese grupo no solo entrenó: compitió, creció, ganó. Alcanzaron el título del torneo local y participaron en competencias importantes como las Copas Telmex. Algunas de sus compañeras incluso fueron seleccionadas para representar al estado de Quintana Roo.
La historia que comenzó con un “no vas a jugar en serio” terminó demostrando todo lo contrario. Porque lo que no sabían quienes la subestimaron, es que no se trataba solo de jugar. Se trataba de luchar por un lugar, de abrir camino para otras, de demostrar que el talento no tiene género.
Y que el baloncesto femenil, como los sueños, sí es en serio.
-Sofía de la Cruz Rodríguez
Conclusiones sobre el Baloncesto femenil
Éste fue un testimonial al respecto del baloncesto femenil. Éste fue un testimonial al respecto del baloncesto femenil. Nos recuerda que el deporte no es solo para quienes ocupan los primeros lugares o para quienes reciben toda la atención de los entrenadores. Es, sobre todo, para quienes aman jugar, para quienes luchan cada día por un lugar, para quienes convierten cada pase y cada canasta en un acto de resistencia. El baloncesto femenil es un espacio de lucha, de alegría, de esperanza. Y sí, es en serio.
Si quieres saber más búscanos en instagram.
O igual puedes saber más de baloncesto femenil en éste enlace: